martes, 28 de julio de 2009
Interesante ensayo sobre el delito del NARCOTRAFICO.
A través de serias REFLEXIONES de un hombre que estuvo dentro del vientre de esta actividad delictiva se puede ver una óptica clara de la industria ilegal del tráfico de estupefacientes.
Pídalo y se le enviará gratuitamente en formato PDF a: tony43@hotmail.es.
lunes, 27 de julio de 2009
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Colombia ha tenido cuatro de los carteles de narcotráfico más poderosos del mundo, que en algunos lugares crearon una nueva clase social e influenciaron grandemente la cultura colombiana.
El uso de la hoja de coca, la marihuana y otras plantas, había sido parte del estilo de vida de algunas comunidades indígenas a lo largo de América del Sur, pero la demanda mundial de drogas psicoactivas durante las décadas de 1960 y 1970 incrementaron la producción y procesamiento de estas en Colombia.
Se implementaron leyes de prohibición en Estados Unidos y en Colombia para sofocar el efecto negativo de las drogas en la sociedad y castigar a quienes las cultivaran, poseyeran, comercializaran o distribuyeran.
Desde el establecimiento de la guerra contra las drogas, los Estados Unidos y algunos países europeos han proveído al gobierno colombiano ayuda logística y financiera para implementar planes que permitan combatir el tráfico de drogas.
El programa más notable ha sido el polémico Plan Colombia, el cual también está destinado a combatir los grupos armados ilegales calificados por estos países como terroristas, entre ellos paramilitares y guerrillas, que en la década de 1980 empezaron a financiar sus actividades con esta actividad ilícita.
A pesar de estos programas Colombia sigue siendo el líder mundial en producción de cocaína con aproximadamente el 70% del total de distribución a nivel mundial y el 90% del procesamiento, según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos en 2004.[1]
En junio de 2008 se reveló un informe de las Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, en el que alertaba del crecimiento de cultivos de cocaína en el país durante 2007. Mientras que en 2006 los cultivos comprendían 78.000 hectáreas sembradas, en 2007 aumentaron a 99.000.[2]
Carteles de la droga
Con la prohibición, productores y traficantes formaron carteles clandestinos armados. Durante la década de 1980, al incrementarse la demanda, los carteles se expandieron y se organizaron en grupos criminales de mayor envergadura usualmente liderados por uno o más capos como fue el caso del Cartel de Medellín o con un liderazgo confederado tal como sucedió con el Cartel de Cali o el Cartel del Norte del Valle. Algunas de estas organizaciones criminales emprendieron guerras contra el Estado al tratar de evitar los tratados de extradición con Estados Unidos y cometieron actos terroristas contra la población civil, actos que se extendieron con la guerra entre carteles. Ya en las décadas de 1990 y 2000 varios de estos carteles consolidaron una infiltración en las instituciones del Estado al tiempo que consolidaban igualmente las alianzas con grupos al margen de la ley incluidas guerrillas y paramilitares.
Cartel de Medellín
Artículo principal: Cartel de Medellín
Existió desde la década de 1970 y desapareció alrededor de 1993 con la persecución y muerte de Pablo Escobar . Sus miembros principales fueron Pablo Escobar como jefe máximo, Gonzalo Rodríguez Gacha (alias "El Mexicano"), Carlos Lehder y los Hermanos Ochoa (Fabio, Jorge Luis y Juan David).
Cartel de Cali
Miguel Rodriguez Orejuela escoltado por agentes de la DEA antes de ser extraditado a los Estados Unidos.
Artículo principal: Cartel de Cali
Surgió de la mano de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. En su época dorada, el Cartel de Cali fue señalado por las autoridades estadounidenses de ser el responsable del envío del 80% de la cocaína que llegaban a las calles de ese país, razón por la cual llegó a ser catalogado como la organización criminal más peligrosa del planeta.[3] Existió desde la década de 1970 hasta 1995, cuando fueron capturados los hermanos Rodríguez Orejuela.
Cartel del Norte del Valle
Artículo principal: Cartel del Norte del Valle
El Cartel del Norte del Valle, operó principalmente en el Norte del Valle del Cauca, al Suroeste de Colombia, tuvo un importante crecimiento a mediados de los años 1990, después de que los carteles de Medellín y Cali se fragmentaran. Éste desapareció finalmente cuando en el año 2008 su jefe Wílber Varela alias Jabón fuera asesinado el 28 de enero y sus otros dos líderes Juan Carlos Ramírez Abadía alias Chupeta y Diego León Montoya Sánchez alias Don Diego fueran extraditados a Estados Unidos.
Cartel de la Costa
Artículo principal: Cartel de la Costa
El Cartel de la Costa o Cartel de la Costa Atlántica fue una agrupación dedicada a la fabricación y tráfico de droga que funcionaba en la ciudad de Barranquilla y en la Región Caribe en el norte de Colombia, controlaba el comercio de droga con otras regiones del país y con países limítrofes además de la producción local. El jefe del Cartel de la Costa era Alberto Orlandez Gamboa alias "Caracol" quien fue extraditado a Estados Unidos en el año 2000 y condenado a 40 años de prisión en 2005.[4]
DEL
NARCOTRAFICO
EN
MEXICO
En el periodico Expreso sale publicada esta nota de la agencia El Universal en la que algunos expertos son citados sobre el tema de como es que surgio el narcotrafico en nuestro país. Hecho curioso los que empezaron este asunto fueron los “Chinos” que despues de la crisis minera vieron la oportunidad de comercializar el Opio. Aqui les dejo el articulo completo: Por Javier Cabrera MartínezAgencia El Universal
Calderón y el combate al narcotráfico
Parecería que el nuevo presidente de México, Felipe Calderón, estuviera haciendo lo correcto parareventar a los narcotraficantes en México.
Designó a gente nueva en los puestos militares y de procuración de justicia que son clave, desplegó tropas para ponerle fin a la violencia relacionada con las drogas, reafirmó el poder de la policía federal, extraditó a los principales traficantes a Estados Unidos y dio luz verde para clarificar la legislación mexicana en la materia.
Pero todo lo anterior no hace suponer que haya esperanzas de que México haya emprendido, realmente, un viraje en sus esfuerzos por controlar el tráfico ilegal de drogas.
Como guía de lo que realmente se ofrece, basta tan sólo dar un vistazo a los sexenios anteriores. Lo que el presidente Calderón está haciendo difiere muy poco de lo que hicieron sus predecesores al iniciar su periodo en el cargo.
Y los resultados son siempre los mismos, alentadores al inicio y después todo recomienza: las bandas de narcotraficantes se reagrupan en torno a nuevos líderes y nuevas conexiones; los funcionarios, antes incorruptibles, comienzan a corromperse; la policía de todos los niveles y de todos los tintes de probidad, tiemblan de miedo ante las balas de los asesinos. Y una vez más lo mexicanos se preguntan por qué el ciclo parece no terminar nunca.
Algunas cosas cambian, por supuesto, como las identidades de los traficantes y de los policías que los procuran y protegen, y el tipo de drogas que trafican. Ahora está caliente la metanfetamina, acicateada en parte por las acciones legislativas y de regulación emprendidas en Estados Unidos, que incrementaron el costo interno de producción y le dieron un "levantón" a los "superlaboratorios" de procesado de metanfetamina situados al sur de la frontera. Algo nuevo la remplazará algún día, como alguna vez la mariguana fue remplazada por la heroína, ésta por la cocaína y luego por la metanfetamina.
Entonces, ¿qué debería hacer Calderón? Primero que nada, combatir duramente la violencia, esté relacionada con las drogas o no -sin preocuparse tanto por el tráfico en sí mismo. Eso requiere pensar estratégicamente acerca de los modos de hacer cumplir las disposiciones relativas a las drogas, y encaminar sus esfuerzos contra los criminales más violentos y sus organizaciones, aun si esto implica promover soluciones no violentas para resolver conflictos entre los traficantes. El desafío es el control del vicio, sea en una entidad o a escala nacional.
En segundo lugar, hay que aprender de los europeos, los canadienses y otros que lidian con el abuso de las drogas primordialmente como un problema de salud pública y no tanto como un problema de justicia criminal. El uso ilícito de drogas, el VIH/sida y la hepatitis se esparcen por todo México. Las políticas de reducción de daños que se enfocan en reducir la muerte, la enfermedad y otros daños ocasionados por las adicciones han resultado eficaces en todo el mundo, incluida América Latina. Si se quiere asumir un modelo de lo que no hay que hacer, miremos al norte.
Tercero, Calderón tendría que pensar este problema no como político, sino como conservador y economista. Lástima que el famoso economista Milton Friedman, que murió hace unos meses, no pueda ya asesorar al nuevo presidente mexicano.
Las drogas son malas, le diría, pero la prohibición es peor. Friedman le escribió al zar antidrogas del primer presidente Bush, William Bennett: "Por supuesto que el problema es la demanda, pero no es únicamente la demanda, es la demanda que debe operar a través de canales ilegales y reprimidos. La ilegalidad crea ganancias obscenas que financian las tácticas asesinas de los señores de las drogas; la ilegalidad conduce a la corrupción de los funcionarios que debían hacer cumplir la ley; la ilegalidad monopoliza los esfuerzos de las fuerzas honestas de la ley, de tal suerte que se ven privadas de los recursos para combatir crímenes más simples como el robo, el hurto y el asalto.
Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso convierte dicha tragedia en un desastre para la sociedad, para los usuarios y los no usuarios por igual. Nuestra experiencia con la prohibición de las drogas es una repetición de nuestra experiencia con la prohibición de las bebidas alcohólicas".
Yo sospecho que el presidente Calderón sabe, en el fondo de su corazón, que Friedman estaba en lo correcto y que México está condenado a repetir las locuras del pasado hasta que las políticas de Friedman sean las políticas de México. Su predecesor, Vicente Fox, lo sabía y lo balbuceó alguna vez, pero alguien o algo lo persuadió de guardar esas visiones ciertas para él mismo. Otros líderes latinoamericanos, pasados y presentes, lo saben también, pero sólo muy pocos se atreven a expresarlo.
Todos saben que Washington no toma a la ligera frases como esas. El nuevo presidente no necesita decirlas en fuerte; podría discretamente alentar a otros a que lo hagan -en los medios, en la academia, en los coloquios de los ámbitos de los negocios y la justicia. Es frecuente que las buenas políticas surjan de un vigoroso y abierto debate. Los funcionarios estadunidenses odian esta manera de pensar, pero ¿de qué manera podrían objetar un debate sobre las ideas de un economista que ganó el premio Nobel, que recibió la medalla presidencial de la libertad de manos de Ronald Reagan en 1988 y que fue honrado en la Casa Blanca por el presidente Bush padre durante su cumpleaños número 90?
Ethan Nadelmann es director ejecutivo de Drug Policy Alliance http://www.drug.policy.org y es coautor de Policing the globe: criminalization and crime control in international relations.
Traducción: Ramón Vera Herrera
La relevancia de la página se debe a que el 18 de agosto un mensaje firmado por "hijo del chaparrito" les dice a los Zetas que ya saben que tienen "arreglado a
David
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